Hace 32 años comenzaba un hecho histórico, La Guerra de Malvinas, que abrió una herida profunda en todos los argentinos y marcó el principio del fin de una etapa. Este enfrentamiento generado dentro de un contexto de decisiones políticas erróneas e irresponsables, nos pone hoy, ya en democracia, ante el ineludible compromiso de una revisión histórica, reflexiva y crítica sobre los acontecimientos que dejaron un triste saldo: más de 600 vidas perdidas y otras tantas destrozadas de jóvenes que pelearon valientemente por nuestros derechos en aquel pedacito de territorio argentino. Hoy, el reclamo sigue vigente, la herida sigue abierta y el recuerdo de aquellos jóvenes soldados que ofrendaron la vida por su Patria nos convoca a buscar la mejor manera de reclamar nuestros derechos y soberanía: a través del diálogo consensuado y sostenido por la convicción de que el único modo de lograrlo es a través de la paz.
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